Ella, que era la primer mujer que se
recibía de médica en Italia, estaba embarazada. De repente, con
amor y sin anillo. Ella que desafió a su padre, quien la imaginaba
maestra. La que cumplió el sueño de su madre, de estudiar en la
universidad.
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María Montessori |
María vivió en una sociedad en donde
el rol casi exclusivo de la mujer era quedarse en casa y cuidar del
marido y los hijos. Estudiar en la universidad implicaba confrontar
con lo instituido socialmente sobre la familia, la educación, la
política, lo religioso. María pudo estudiar y sobresalir. Pero
estaba embarazada de un hombre que la dejaba. Se enfrentó a la
disyuntiva de cómo ser madre y continuar con su profesión. Antes de
saber qué hacer, el padre de su hijo se lo quitó con la amenaza de
que no lo vería nunca más y lo dejó al cuidado de una empleada. El
niño creció sin una familia, sin saber que la mujer que lo visitaba
era en realidad su madre.
María Montessori sufrió lo que acabo
de relatar a fines del 1800. La película que relata su vida se llama
María Montessori, “Una vida dedicada a los niños”.
En este artículo no voy a hablar sobre
su método. Lo que me interesa es pensar sobre cómo interpela hoy la
maternidad a las mujeres que trabajan. Pero también cómo el trabajo
interpela a la maternidad. Hablo de trabajo en un sentido amplio, me
refiero a cualquier tipo de proyecto personal, sea laboral,
artístico, de estudio, político, etc.
Si bien la situación actual es
diferente a la del siglo pasado, creo que trabajar y ser madres
continúa siendo problemático y en algunos casos excluyente.
Para los que se quedaron con ganas de ver la película les dejo un enlace de youtube
Seguimos la próxima...
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