Desde que nació mi hija tuvimos con mi
pareja reiteradas crisis y peleas cercanas a la ruptura. Me pregunté
muchas veces cómo sería si viviera sola con mi hija y siempre
imagine que sería muy complicado.
Hace unos días, cansada de discutir y
de no entendernos con mi pareja, puse en duda esa idea. Además de no
tener que seguir lidiando por las miserias cotidianas de la
convivencia tampoco tendríamos que ponernos de acuerdo en lo diario
de la crianza.
Claro que no me gusta la idea de privar
a mi hija de crecer todos los días junto a su papá. Pero yo crecí
al ritmo de las peleas de mis padres y ese fantasma me hace
replantearme todo el tiempo hasta dónde vale la pena seguir juntos.
Soy hija de la última generación de padres que pensaban que no
debían separarse por los hijos.
Llegado a este punto, lo único que
puede mantenernos unidos a mi pareja y a mi es el amor. Pero cómo
hará el amor para lidiar con nosotros o cómo haremos nosotros para
lidiar con el amor.
