lunes, 13 de junio de 2016

"Mamá, te amo, están disparando en el boliche"

Eso le dijo por teléfono a su madre una de las personas que estaban en el boliche en el que masacraron a cincuenta jóvenes un sábado por la noche. Cómo no ponerse del lado de esa madre, cómo no ponerse del lado de ese hijo, cómo no ponerse del lado del amor.
Dicen que el boliche era gay y yo no entiendo cómo puede alguien tener el impulso de asesinar a personas por el hecho de elegir amar a alguien del mismo sexo. Lamentablemente es frecuente ver noticias de jóvenes homosexuales agredidos por patotas en Argentina.
Los Estados y religiones de todo el mundo promueven o apañan la homofobia. Me parece necesario replantearse cómo dejar de reproducirla desde nuestro lugar.
En este sentido quiero hacer una acotación en relación a la educación de los chicos.
Muchas veces escuche decir que los homosexuales deberían actuar como pareja solo en “privado”, argumentando que a los niños no les hace bien ver a una pareja del mismo sexo.
Pero cuál sería el problema de que los niños vean a una pareja gay de la mano o dándose un beso.
El problema lo tiene el adulto, que señala como algo diferente y perturbador el amor entre personas del mismo sexo.
En este mundo todavía hay muchas razones para indignarse, el amor nunca debe ser una de ellas.
Pongámonos del lado del amor.



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